XXX. Subida al Veleta

Ya está hecho el Maratón de Madrid y pasa lo que siempre en estos casos. ¿Y ahora qué? En esas aparece una prueba: la XXX. Subida al Veleta, una ascensión  de 50km al Pico Veleta por carretera asfaltada, la que denominan 'la carrera más dura del mundo'. Amaia frunce el ceño de entrada, no lo ve claro, pero a los dos días ... ¡¡estamos inscritos!! Ya tenemos objetivo para el verano y una buena excusa para seguir haciendo cosas. El fondo lo tenemos y entrenamos la carrera con desnivel ascendiendo al col de Arnostegui en Iparralde (1.300 m+) y al Pic du Midi en los Altos Pirineos (2.000 m+). Eso es lo más que podemos hacer puesto que el Veleta es la carretera más alta de Europa y no tenemos con qué llegar a 2.500 metros de ascensión ininterrumpida.

XTREM CAT 1 CAT 2 CAT 3 CAT 4


XXX. Subida al Veleta Granada 49 km 2650 m+ IR

(Click en el perfil para ampliarlo)


El viaje hasta Granada desde Bilbao es muy largo. Nos esperan 860km y, para estar descansados el día de la prueba, decidimos ir dos días antes y con noche de hotel en Madrid, donde pasamos el jueves entero disfrutando de la capital en agosto, mucho menos poblada de lo que es habitual. El viernes proseguimos el viaje, parando en Jaén para hacer una visita turística al Castillo de Santa Catalina. A diferencia de otras ocasiones, el viaje nos lo tomamos con mucho tiempo y tranquilidad.

Tras un paseo vespertino por la ciudad granadina ese mismo viernes, pasamos a un sábado de turisteo típico, con paseo incluido por las inmediaciones de La Alhambra y una buena kilometrada en las patas. Menos mal que el hotel tiene piscina y podemos relajarnos un poco por la tarde.

¡Y llegó el día! El domingo nos pegamos un buen madrugón para poder desayunar en el hotel. Estamos alojados en el Real de la Alhambra (hotel patrocinador) y nos habían dicho que abrirían el restaurante a las 05:00 de la mañana pero no lo hacen hasta las 05:30. Esta media hora nos da para charlar con algún participante del mogollón de gente que se agolpa a la puerta del salón de desayunos. Desayunamos bien pero a toda prisa, ya que a las 06:15 estará preparado el autobús que nos lleve a la salida y aún hay que subir a la habitación para cambiarse.

Bajamos a recepción y ya tenemos el autobús en la puerta. La organización nos lleva hasta Granada para tomar la salida en los Jardines del Paseo del Salón y de La Bomba. Queda media hora, es de noche y van llegando los participantes mientras el speaker ameniza la espera y los jardines se llenan de gente calentando, meando y cagando tras los setos. El olor a linimento aumenta y sorprenden algunos comentarios: 'Esta carrera es muy fácil tácticamente. Solo hay que decidir hasta qué kilómetro corres'.


Se acercan las 07:00 y nos llaman a filas, con paso obligado por un control de dorsales para ver cuántos se han rajado de los más de 500 participantes inscritos. Con mucha puntualidad dan la salida. Se da una vuelta por el parque para que podamos ver que no corremos solos y, cuando salimos de la ciudad, pues ya sabemos cuántos van por delante. Todos menos los cuatro que van por detrás.


Ponemos un ritmo cómodo. Sabemos que queda mucho y nosotros tenemos idea de correr en todo momento. Por lo menos hasta que no podamos más. Hemos entrenado subidas largas con mayor pendiente y calculamos poder hacerlo hasta el kilómetro treinta, por lo menos. Lo único que nos preocupa es ir pasando los tiempos de corte porque solo un ritmo trotón nos garantiza el éxito.


Tenemos un par de avituallamientos líquidos en los kilómetros cinco y diez. Estos dos primeros son cada cinco kilómetros para ir pasando a avituallamiento cada cuatro y, finalmente, cada tres. Aún así, tanto Amaia como yo vamos con mochila de hidratación con algo de comida por si acaso, no sea que nos quedemos sin algún avituallamiento y tengamos que ir tirando de lo nuestro. Como bilbaínos que somos, no estamos acostumbrados a correr con calor y es algo a lo que le tenemos mucho respeto.


Dejamos atrás Pinos Genil y lo que es la parte más suave de la subida, con una pendiente muy floja en todo este terreno. El primer punto de control lo superamos con unos veinte minutos de margen con respecto a lo que marcaba el reglamento de la prueba. Ya estamos completamente solos, aunque con alguna referencia tanto por delante como por detrás.


Amaia va sin referencias pero yo vigilo los datos del GPS. No se lo digo pero me preocupa el ritmo que llevamos. Los dos primeros cortes son los más apurados y contaba con ganar tiempo en este tramo más favorable para tener tiempos de recuperación más adelante. Apenas llevamos trescientos metros de desnivel, queda un mundo y no rulamos nada bien.


Hace ya rato que el sol nos castiga y cada vez son más contadas las sombras. La pareja que va por delante va andando desde hace rato y lo mismo los de detrás. Aquí no parece que nadie vaya a correr pero nosotros seguimos trotando, aunque con una velocidad parecida. Así llegamos al km.14, donde se encuentra otro avituallamiento. En esta parte central de la prueba están dispuestos cada cuatro kilómetros y se agradece beber agua fresca y poder reponer nuestros bidones.


Llegamos al km.18 sin haber caminado ni un solo metro. Seguimos corriendo, aunque muy despacio y con el tiempo de corte entre ceja y ceja. Hace rato que oímos a los Guardias Civiles que nos acompañan hablar sobre el tema y empieza a preocuparnos demasiado quedarnos fuera de carrera. A este control llegamos solo con nueve minutos de margen, a pesar de que la media es cada vez más holgada. Pero es que nuestro ritmo está cayendo en picado. No vamos nada bien.


Salimos del avituallamiento del km.18 y se acabó lo que se daba: empezamos a caminar a ratos. No pensábamos hacerlo tan pronto ni por asomo pero es lo que hay. Apenas corre aire y el calor aprieta.


Llegamos al km.22 alternando trote y marcha. El avituallamiento es sólido, con fruta, barras, dátiles, ... Nos quedan 45min. para llegar al control del km.25, cuando tomemos la carretera vieja. Son tres kilómetros claves y la Guardia Civil empieza a presionar bastante. Andan como locos por cerrar la cola de la prueba. 


Se acabó el correr, ya no se puede. Hoy no vamos bien y es lo que hay. Empezamos a pensar en que nos echarán de carrera en cualquier momento. Los voluntarios no dejan de animarnos, así como los muchos ciclistas que nos van pasando. A un grupo les pregunto cuántos dorsales han visto por detrás y me confirman que solo viene una pareja, más o menos a un kilómetro de nosotros. Mientras haya alguien por detrás es que seguimos dentro, pensamos.


Llegamos al control el km.25 con solo seis minutos de margen. Hay un par de guardias en un avituallamiento hablando de cortar ya. Los voluntarios no conocen los tiempos de corte pero yo sí y les tengo que informar a los guardias. Tanto nosotros, como un chico que hemos pasado, como la pareja que viene vamos a entrar, por poco pero entramos, así que no pueden quitarnos los dorsales todavía. Si acaso en el próximo corte, al cual ya tendremos muy chungo llegar en tiempo.


La cosa está muy jodida. El ritmo ha bajado tanto que esto no es marcha, más bien un paseo mirando escaparates. Nos asaltan las dudas y un pensamiento de abandono planea en el ambiente.


Apenas hablamos. A mí me cuesta encontrar las palabras adecuadas para motivar. Es un momento muy difícil, tal vez el más difícil por el que hayamos pasado. La situación es crítica. Intentamos reirnos pensando en cómo vamos a titular nuestras respectivas crónicas tras nuestro primer abandono.


El paisaje de esta primera mitad tampoco ayuda mucho. El Veleta se mantiene oculto y no hay un objetivo a la vista que sirva de motivación positiva. Tan solo anima ver que la pareja de atrás aparece tras una curva y que gente de la organización pase cada poco rato y nos den un grito de aliento, bien desde un coche o desde una moto.


Estamos a punto de llegar al km.32, donde hay otro punto de control y avituallamiento sólido. El abandono está cantado. Llegamos apretando un poco para pasar el corte, aunque con la duda de si seguir o tirar para Pradollano. Alcanzamos a un señor en el avituallamiento que ya ha hecho la subida en más ocasiones y decide abandonar porque luego no habrá nadie para bajarle y aquí lo tenemos a huevo. Los voluntarios nos dicen que el control ya está cerrado. El corte era a las 12:10 y son las 12:20. Hemos llegado diez minutos tarde. Ya no hay Guardia Civiles. Es como si solo les preocupara cerrar en el trazado por el que va el tráfico porque en la carretera vieja ni les hemos visto. 


Pero sucede algo inesperado, yo casi ni me lo creo. Desde este avituallamiento se ve el Pico Veleta por primera vez en toda la ruta. Ahí está el objetivo, tan lejos y al mismo tiempo tan cerca. Es a lo que hemos venido, a subir hasta allí arriba. Estamos al mediodía y tenemos todo el día, nos da igual la carrera, nos da igual el tiempo, así que decidimos seguir. Pero ya no tenemos comida, ni agua, y ni siquiera hemos cogido dinero (¡vaya fallo!), así que van los voluntarios y nos dan comida y bebida a mogollones para guardar en las mochilas por si no encontramos a nadie arriba y tenemos que bajar andando. Nos dan un montón de ánimos al partir y veo que a Amaia se le cambia la cara. ¡Ya bajaremos luego a dedo! Yo ya he estado en el Veleta y sé que no nos faltará transporte porque sube mucha gente y más en domingo.


Nos damos la mano y decidimos subir juntos hasta arriba. Aunque hemos llegado tarde a este control, el siguiente corte es a las 06:20 y tenemos una hora para recorrer solo cinco kilómetros. Los tiempos de paso son cada vez más holgados y, si apretamos un poco y lo pasamos, ya no hay más controles hasta la meta. Ya que hemos hecho lo más difícil, ya que hemos decidido seguir y nadie nos ha quitado el dorsal, ¿por qué no hacer el esfuerzo y superar el último control? Nos ponemos a ritmo de marcha, siempre entre 5 y 6 km/h, con el sol pegando de lleno. El esfuerzo por mantenernos en carrera es muy fuerte, tanto que vamos alcanzando a gente que veíamos muy lejos. Nos alegra ver que la pareja que venía por detrás sigue ahí, tampoco han abandonado, y pasamos el control entre ánimos de todo el mundo. Nadie habla de cortes ni nada, solo nos animan para llegar hasta arriba. ¡Lo vamos a lograr!


Pasamos la barrera de Borreguiles y seguimos unidos de la mano, tirando con fuerza uno del otro. Tenemos la referencia del tiempo que hizo el último del año pasado y ¡si a él le esperaron! Pero hay algo que nos tranquiliza y reconforta: la gente de la organización. Siempre nos sentimos acompañados y animados, nada que ver con otras pruebas en las que los últimos se quedan abandonados a su suerte.


Desde el km.32 no hemos bajado el ritmo de marcha. Estamos muy animados y en tiempo del último del año pasado. Ya no vemos a dos detrás, sino a cuatro, y estamos alcanzando a otra pareja. Llegamos al avituallamiento sólido del km.42 y nos quedamos un buen rato charlando con la gente, echando unas risas. Los andaluces tienen ese punto guapo de vacile, siempre buscando la risa más que la simple sonrisa. Para cuatro días que pasamos por este mundo, pues mejor estar con gente que ríe que con amargados, ¿no?


Animados, seguros de terminar, empezamos a disfrutar del paisaje. A esta altitud es algo espectacular, algo que no se puede ver en ninguna otra parte. Llevamos más de dos mil metros de ascensión y allí abajo se ve la planicie granadina, rodeada de montañas peladas, áridas, desérticas, ... Para unos de Bilbao este paisaje es sorprendente.


Apenas nos quedan media docena de kilómetros y seguimos de la mano. Vamos a llegar así hasta arriba. Solo nos soltamos para sacar alguna foto porque aminoramos un poco el ritmo de marcha para disfrutar más. Empezamos a estar pletóricos. ¡Qué diferencia de sensaciones con las de hace un par de horas!


Seguimos subiendo y vemos cómo bajan participantes por los telesillas. Nos echamos unas risas porque vamos cagados pensando en ellos. También vemos a un montón de ciclistas que bajan, de los que nos animaban al subir y lo vuelven a hacer al grito de ¡ya no os queda nada!


Llegamos a la zona del telesilla y nos empezamos a cruzar con los microbuses que bajan a los que ya han llegado. A través de las ventanas nos van dando ánimos. Estos dos últimos kilómetros casi vamos en volandas, animados por organizadores, participantes, militares, sanitarios, ...


Creíamos que la meta estaba antes, en el km.47, pero el GPS ha superado ese kilómetro y nos dice la gente que baja que quedan dos solamente. Habrá que hacer un último esfuerzo aún.


¡Y llegamos a meta! Todavía hay gente de la organización esperando hasta el último. El cronómetro marca más de ocho horas y media mientras el speaker grita nuestros nombres. ¡Cinco horas se tiró este tío gritando nombres en la meta! Gracias a todos por esperarnos, fue muy emocionante. Una chica me dice que me vio riendo en el km.5 y que aún sigo así. Va a ser que los de Bilbao no somos tan diferentes.


Queda poca gente por llegar y ya no hay que bajar en telesilla porque el microbús no tendrá que volver a subir. Nos libramos de ir colgados y bajamos hasta Pradollano cómodamente.


Allí nos espera una maravilla de trofeo. Había también paella pero ya se ha acabado, ¡qué le vamos a hacer! La experiencia ha sido tan buena que nos da igual no comer nada. Estamos suficientemente alimentados de nuestro propio orgullo. Amaia ha sacado fuerzas de vete tú a saber dónde. Ha sido muy muy duro pero ha sido posible. Lo que yo he visto hoy ha sido muy grande. ZORIONAK!!!


Un autobús nos devuelve al hotel. Solo podemos poner un 10 a esta organización y a la prueba por extensión. La dureza está ahí pero todo es posible gracias a su ayuda. Y no debe ser fácil coordinar tantas cosas, tantos avituallamientos, tantos transportes, ..., en un lugar tan complicado. Hoy la meteo ha sido benévola con nosotros pero ... 3.390 metros puede ser algo muy jodido.

FELICIDADES 'SUBIDA al VELETA'.
Y GRACIAS por TODO.

AMAIA: ¡QUÉ GRANDE!

Safe Creative #1007090003507

5 Comentarios

  1. ...va ser que sonreías.... porque la que iba petada fui yo ...jajajajajaj....aunque yo también sonreí todo lo que pude!!!...lo merecía toda aquella gente....
    QUE GRANDES!!! QUE GRAN CARRERA!!!!...y no me cansare de repetirlo GRACIAS a ti!!!....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, a ti, que a mi esto de correr ni siquiera me gusta, jajaja

      Eliminar

PIEATIERRA se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier comentario que considere inapropiado.